LA ESCUELA QUITEÑA
- JENNIFER LIZBETH FARINANGO GUALOTU�A
- 23 feb 2022
- 4 Min. de lectura

La Escuela Quiteña, es la denominación que se le ha dado a un conjunto de manifestaciones artísticas. Dicho movimiento se desarrolló en la Real Audiencia de Quito, específicamente en la época colonial (1542-1824).
La fama de este movimiento llegó incluso a Europa, donde monarcas como el Rey Carlos III, llegó a expresar lo siguiente: “no me preocupa que Italia tenga a Miguel Ángel, en mis colonias de América yo tengo a Caspicara”. Las artes plásticas en esta escuela tuvieron un gran auge, que aún en la actualidad quedan vestigios importantes, en las pinturas, esculturas, y en la arquitectura.

Orígenes de la Escuela Quiteña Arte:
Después de la fundación de la Real Audiencia de Quito en el año 1534 y a partir del crecimiento de la primera generación de quiteños. Existió la necesidad de crear un lugar o espacio en el que las personas pudieran educarse de manera adecuada. De esta manera se le encomienda la tarea al entonces profesor Juan Griego, quien impartía clases a los habitantes de esta pequeña villa que era Quito. De crear una escuela en la Catedral debido a la carencia de un lugar apropiado. Posteriormente, en el año 1552 esta labor pasó a manos del obispo de la comunidad franciscana, Francisco Morales, este fundó el primer centro de educación formal “San Juan Evangelista”. Por un periodo de 6 años este colegio se dedicó a la enseñanza práctica, donde además de leer y escribir, se podían aprender otras actividades como sembrar semillas, usar el arado y hornear ladrillos. Toda esta enseñanza era gratuita.
A este colegio le sucede el colegio de San Andrés en el año 1565. Esta escuela de Artes y Oficios contó con dos profesores excelentes Jodoco Ricke y Pedro Gosseal, ambos transformaron de manera profunda esta institución que en sus inicios fue muy básica, y lograron convertirla en un lugar donde se inició la formación de los primeros artistas indígenas y mestizos, de la Escuela Quiteña.
Características generales de la Escuela Quiteña:
La obras de esta escuela se caracterizan por tener una combinación y adaptación de rasgos europeos e indigenistas, donde se llegan a reflejar todos los estilos imperantes en cada época: renacentista y manierista.
En su máximo esplendor la Escuela Quiteña fue eminentemente barroca, la cual concluyó con una etapa rococó, que a la vez desembocó en un incipiente neoclasicismo hacia una fase de transición a la etapa republicana.
Esta escuela tuvo múltiples influencias, además de la española contó con influencias flamencas, moriscas e italianas, las cuales unido a la tradición ido-americana, le brindan una particularidad especial, ya que el resultado es mestizo.
Uno de los elementos identificativos de la Escuela Quiteña es su técnica de encarnado, como también se le conoce la simulación del color de la carne del cuerpo humano, que brinda una apariencia más natural a la piel del rostro de las esculturas.
En la Escuela Quiteña se descubrieron nuevos pigmentos, ejemplo de ello es que los ocres oscuros se conseguían a partir de huesos de animales; los ocres bermellones eran obtenidos del ataco y el achiote; mientras que los colores más fuertes se obtenían de insectos como la cochinilla.
Otro de los elementos representativos de esta escuela es el movimiento de los cuerpos, en las esculturas principalmente. Además de la aplicación primero de pan de oro o de plata y posteriormente una pintura aguada que le brinda al brillo metálico una apariencia especial.
En las obras artísticas emanadas de esta escuela se puede apreciar la quiteñización de los personajes, donde muchos poseen rasgos mestizos y atuendos locales.

Principales representantes de la Escuela Quiteña:
Nicolás Javier de Goríbar (1666 – 1740 Real Audiencia de Quito)
Este artista conocido popularmente como Goríbar, perteneció a la Escuela Quiteña de artes entre finales del Siglo XVII y principios del Siglo XVIII. Este pintor fue discípulo de otro afamado artista perteneciente a dicha escuela, Miguel de Santiago. En el caso de Goríbar este fue conocido por su obra desarrollada entre la orden de los Jesuitas y el monasterio de Guápulo.

Bernardo de Legarda (1700 – 1 de junio de 1773 Real Audiencia de Quito)
Fue un escultor, pintor, tallador y platero ecuatoriano que vivió en el Siglo XVIII y perteneció a la Escuela Quiteña de artes y oficios. A pesar de haber pertenecido a una familia mestiza de bajas posibilidades económicas, pudo ingresar a la Escuela Quiteña, a consecuencia de los grandes esfuerzos realizados por su padre. Posteriormente tras el abandono de su esposa se concentró en su trabajo en un taller que poseía cercano a la Iglesia de San Francisco.

Manuel Chili, nombre artístico Caspicara (1720 Real Audiencia de Quito – 1796 Virreinato del Perú)
Este artista, constituyó un afamado escultor y tallador indígena que perteneció a la Escuela Quiteña de arte, específicamente en el Siglo XVIII. De cuya escuela llegó a ser uno de sus máximos representantes. El nombre artístico de este escultor “Caspicara”, significa cara de madera o cara de palo. Ello ha influido en suponer que se trataba de un hombre de rostro cobrizo y piel tersa similar a la madera tallada. Hay que agregar que no existen retratos sobre este artista que permitan determinar su físico con certeza.
En lo que se refiere a su obra este artista fue fiel a la norma áurea de la imaginería barroca. Se enfocó en los temas religiosos llevados a la madera y el mármol. Es interesante señalar que entre sus maestros se destacan Diego de Robles y Bernardo de Legarda, con quienes trabajó en sus respectivos talleres desde joven. Es así que Caspicara logró dominar la más pura esencia de la escultura colonial quiteña. Por ende adquirió fama en las demás colonias americanas y en las cortes de Europa.

Sor María Estefanía Dávalos y Maldonado (1720 Chimborazo – 1801 Quito)
Esta artista y religiosa ecuatoriana, fue una importante escultora y pintora ecuatoriana, que perteneció a la Escuela Quiteña. Su obra más conocida es La Virgen del Carmen, tallada en el altar mayor del Monasterio del Carmen Bajo o Moderno. Esta pintora fue considerada una erudita para su época, su educación fue autodidacta. Pintaba en miniatura y al óleo, dominó otras manifestaciones del arte como el canto y las ciencias. Se caracterizó por poseer un gran talento para la dicción, tenía agilidad para la escritura, hablaba y traducía al francés. Además sobresalía en todo tipo de artes manuales.

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